Frases de francis j. braceland. Encuentra docenas de frases de francis j. braceland con fotos para copiar y compartir.
Los cocodrilos vierten lágrimas cuando devoran a sus víctimas. He ahí su sabiduría.
La noche tiene mil ojos, el día uno sólo.
Una persona que quiere venganza guarda sus heridas abiertas.
La cabeza de muchas personas de alta estatura se parece a las casas; el piso mas alto es el peor amueblado.
La perfección de la propia conducta estriba en mantener cada cual su dignidad sin perjudicar la libertad ajena.
Un joven en años puede ser viejo en horas, si no ha perdido el tiempo.
El argumento se semeja al disparo de una ballesta, es igual de efectivo dirigido a un gigante que a un enano.
El silencio es la virtud de los locos.
Los ricos tienen más dinero, y los pobres, más niños.
En lo que acción se refiere, el hombre no puede hacer otra cosa que aproximar o separar los cuerpos naturales; lo demás lo realiza la naturaleza.
El que no aplique nuevos remedios debe esperar nuevos males, porque el tiempo es el máximo innovador.
Los viajes son en la juventud una parte de educación y, en la vejez, una parte de experiencia.
La envidia es el gusano roedor del mérito y de la gloria.
Solo obedeciéndola se doblega a la naturaleza.
El malo, cuando se finge bueno; es pésimo.
El dinero ha aniquilado más almas que el hierro cuerpos.
Escoger el propio tiempo es ganar tiempo.
La soberanía del hombre está oculta en la dimensión de sus conocimientos.
Si comienza uno con certezas, terminará con dudas; mas si se acepta empezar con dudas, llegará a terminar con certezas.
La antigüedad del tiempo es la juventud del mundo.
La bajeza más vergonzosa es la adulación
La duda: la escuela de la verdad.
Nada induce al hombre a sospechar mucho como el saber poco.
La vitalidad se revela no solamente en la capacidad de persistir sino en la de volver a empezar.
Los Estados son grandes máquinas que se mueven lentamente.
La esperanza es un buen desayuno pero una mala cena.
Es preferible fiarse del hombre equivocado a menudo, que de quien no duda nunca.
Las democracias suelen ser más tranquilas y están menos expuestas a la sedición que el régimen gobernado por una estirpe de nobles.
La felicidad de los grandes consiste no en sentirse felices, sino en comprender cuan felices piensan otros que han de ser ellos.
Mejor no hacer nada que hacer cualquier cosa.
Nuestra cabeza es redonda para permitir al pensamiento cambiar de dirección.
Es un extraño propósito perseguir el poder y perder la libertad.
Puedes acariciar a la gente con palabras.
Los descubrimientos ya logrados se deben al azar y a la experiencia vulgar más que a la ciencia.
El tiempo es el cristal a través del cual se capturan los sueños.
El papel más honroso en una conversación corresponde al que da la ocasión a ella, y luego al que la dirige y hace que se pase de un asunto a otro, pues así uno dirige la danza.
No hables mal de nadie cuya carga no hayas llevado a cuestas.
La gente que no para de trabajar lo hace para no tener tiempo de acordarse de que no tiene nada que hacer.
Saber escoger el tiempo es ahorrar tiempo.
Todas las cosas por un poder inmortal cerca o lejos ocultamente están unidas entre si, de tal modo que no puedes agitar una flor sin trastornar una estrella.