Jonathan swift necio ( 2 )
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El pan es el sostén de la vida.

Tenemos el mÃnimo de religión suficiente para odiarnos unos a otros, pero no para amarnos

Su positividad es una buena calidad para los predicadores y los altavoces, ya que, quien comparte sus ideas con el público convencerlos de que él mismo parece convencido.

Promesas y pie-crust están hechos para ser rotos.

Por la razón, todos los gobiernos sin el consentimiento de los gobernados es la definición misma de la esclavitud.

Como el amor sin amor propio es caprichosa y volátil, estima sin amor es lánguida y frÃa.

Es imposible que algo tan natural, tan necesaria y tan universal como la muerte, nunca debe haber sido diseñado por la Providencia como un mal a la humanidad.

La invención es el talento de los jóvenes, como el juicio es mayor de edad.

Los paÃses pobres tienen hambre, y los paÃses ricos se sienten orgullosos, y el orgullo y el hambre alguna vez estar en desacuerdo.

Todo hombre desea vivir mucho tiempo, pero nadie quiere ser viejo.

La polÃtica, como la palabra se entiende comúnmente, no son más que corrupción.

Mi picaba la nariz, y yo sabÃa que deberÃa beber vino o besar a un tonto.

La vanidad es un signo de humildad más que de orgullo.

La visión es el arte de ver lo que es invisible a los demás.

Las palabras adecuadas en los lugares adecuados son la verdadera definición de estilo.

Principalmente Odio y detesto a ese animal llamado hombre, a pesar de todo corazón quiero Juan, Pedro, Tomás, etc.
Nunca he visto, oÃdo ni leÃdo, que el clero habÃa querido en cualquier paÃs donde el cristianismo fue la religión del paÃs. Nada puede hacer que los populares, pero un cierto grado de persecuciÃ...

El poder de la fortuna se confesó únicamente por los miserables, por imputar feliz todo su éxito a la prudencia o el mérito.

Donde hay grandes potencias con poca ambición... la naturaleza se puede decir que han estado a la altura de sus fines.

El poder es ninguna bendición en sà mismo, excepto cuando se utiliza para proteger a los inocentes.

Los buenos modales es el arte de hacer que esa gente sencilla con la que conversamos. El que hace que la gente menor cantidad inquieta es el mejor criado en la habitación.
Es una máxima entre estos abogados, que todo lo que ha sido hecha antes, legalmente se puede hacer una vez más, y por lo tanto tener especial cuidado para registrar todas las decisiones anteriorment...

El interés es el estÃmulo de la gente, pero la gloria que la de las grandes almas. La invención es el talento de los jóvenes, y el juicio de su edad.

Cuidado con el lisonjero. Te está alimentando con una cuchara vacÃa

Quien camine atento por las calles verá, sin duda, las caras más alegres en los carruajes enlutados

Las promesas y la corteza del pan se hicieron para romperlas.

El esquema estoico de colmar nuestras necesidades rebajando nuestros deseos es como cortarnos los pies cuando queremos zapatos.

Los ratos de ocio son el tiempo apto para hacer algo provechoso

A menudo me pregunto quién serÃa ese tonto que inventó el beso.

Tenemos suficiente religión para hacernos odiar, pero no lo suficiente para amarnos unos a otros.

¿Quieres perder a tu enemigo? Adúlale.

Un hombre no deberÃa avergonzarse nunca de confesar que se ha equivocado: eso equivale a decir con otras palabras que hoy es más sabio que ayer.

Apolo, el dios de la medicina, solÃa enviar las enfermedades. En el principio, los dos oficios eran uno solo, y sigue siendo asÃ.

Lo que unos inventan, el resto lo agranda.

Fue un hombre valiente el primero en comerse una ostra.

Los naturalistas han observado que una pulga lleva sobre su cuerpo otras pulgas más pequeñas, que a su vez alimentan a otras pulgas más diminutas. Y asÃ, hasta el infinito

Cuando aparece un gran genio en el mundo se le puede reconocer por esta señal: todos los necios se conjuran contra él

Si un hombre me mantiene a distancia, me consuela que también él se mantiene

Las leyes son como las telarañas que cogen a las pobres moscas y dejan pasar avispas y abejorros

Muchos hay que no conocen su debilidad, pero otros tantos hay que no conocen su fuerza