Los celos de stendhal. Encuentra docenas de los celos de stendhal con fotos para copiar y compartir.
Preferible por muchos conceptos, la filosofía del amor maduro se caracteriza por una conciencia activa del bien y del mal dentro de cada persona: la templanza la preside, se resiste a la idealizació...
Siempre he dicho que los celos saben más que la verdad.
Fue entonces cuando supe lo que eran los celos: un ardor en el cuerpo, una piedra en la garganta, una mordida en el estómago, la sensación de que estás en el límite y no puedes más.
Los celos son resultado más del amor propio que del verdadero amor.
Sé que es ridículo, pero cuando te gustaba él, cuando tenías doce años, fue la primera vez que recuerdo haber sentido celos. No tiene sentido, lo sé, pero no conseguimos quitarle importancia a l...
El Amor es paciente, es benigno, el Amor no se consume en celos.
Generosidad. ?El amor no se consume en celos?.
Creo que los celos son algo propio de gente enferma, insegura, sin autoestima, que se siente inferior y cree que cualquiera puede poner en peligro su relación.
Hay veces en que le envidio su juventud, pero trato de no pensar mucho en eso. Un anciano no debe tener celos de aquellos que vienen a ocupar su puesto, y recordar el tiempo en que era joven, sano y v...
Cada uno de nosotros ha venido a la tierra con varias piezas de un puzle tan grande como el universo. Cada vez que conocemos a alguien, se las enseñamos de manera inconsciente para ver si las de esa ...
Más hombres han muerto de celos que de cáncer.
Con las pasiones uno no se aburre jamás; sin ellas, se idiotiza.
Las mujeres demasiado bellas sorprenden menos el segundo día.
Una mujer sacrificará mil veces la vida por el que ama y se enemistará para siempre con él por una cuestión de orgullo a propósito de una puerta cerrada o abierta: se trata de un punto de honor.
Puede adquirise todo en la sociedad, menos el carácter.
El hombre poco claro no puede hacerse ilusiones, o se engaña a sí mismo, o trata de engañar a otros.
Yo honro con el nombre de virtud a la costumbre de realizar acciones penosas y útiles a los demás.
El amor es la única mercancía que se paga con una moneda acuñada por él mismo.
El amor es el milagro de la civilización.
La belleza no es más que la promesa de la dicha.
En nuestras costumbres, una mujer no puede hacer nada por sí misma: necesita seducir a un hombre para obligarle a que ejecute sus deseos.
Muy frecuentemente las lágrimas son la última sonrisa del amor.
El amor es como la fiebre: nace y se extingue sin que la voluntad tome en ello la menor parte.
La diferencia engendra odio.
Para conocer al hombre basta estudiarse a sí mismo; para conocer a los hombres se precisa vivir en medio de ellos.
Tener el carácter firme es tener una larga y sólida experiencia de los desengaños y desgracias de la vida.
Llamamos bello a aquello que es elogiado por el periódico y que produce mucho dinero.
La diferencia de la infidelidad en los dos sexos es tan real que una mujer apasionada puede perdonar una infidelidad, cosa imposible para un hombre.
Los rusos imitan las costumbres francesas, pero siempre a una distancia de cincuenta años.
Un libro es un espejo que pasea por una gran avenida.
Lo más prudente que acaso hay es hacerse a sí mismo su propio confidente.
Tener firmeza de carácter es haber experimentado el efecto de los demás sobre uno mismo: luego hacen falta los demás.
Una mujer de cuarenta años solo tiene atractivos para aquellos que la amaron en su juventud.
La amistad es una cantina a cuenta de dulzura sobre los rigores de la vida.
Al final de la visita, siempre se acaba por tratar al amante mejor de lo que se quisiera.
Una resolución enérgica cambia en el momento la más extrema desgracia en un estado soportable
La gente felizmente enamorada tiene un aire de intensidad.
Cuanto más se agrada a todos, menos se agrada profundamente.
Vivir es sentir la vida; es tener sensaciones fuertes.
Las personas que se han hecho para sufrir por ciertas cosas no pueden ser recordados de ellos sin un horror que paraliza cualquier otro placer, incluso que se encuentra en la lectura de un cuento.