Cuando el sabio yerra, el necio se alegra.
Refrán
Casi siempre me ocurre a mí con la gente lo que le ocurría a Jesús de Nazaret cuando llamaba a sus discípulos: que siempre estaban todos dormidos.
En vano los hombres se empeñan en arrastrar a su opinión a los demás, cuando ella no está cimentada en la razón.
La espiritualización de la sensualidad se llama amor.
Me parece que me matan un hijo cada vez que privan a un hombre del derecho de pensar.