Ella es la fuerza viva, el soplo ardiente de cuanto sueña y goza, piensa y siente; de cuanto canta y ríe, vibra y ama.
Salvador Rueda
No es suficiente combatir la ignorancia de los ignorantes. Es preciso también, y en primer lugar, combatir la ignorancia de los que saben muchas cosas, incluso de los que creen saberlo todo.
Las tragedias de los otros son siempre de una banalidad exasperante.
Todos los asuntos tienen dos asas: por una son manejables, por la otra no.
Sin la amistad, el mundo es un desierto.