Así es como termina el mundo, no con una explosión, sino con un lamento
T. S. Eliot
La guerra no discute que esta o aquella ciudad deba obedecer a un buen príncipe antes que servir a un tirano, sino si se pone a nombre de Fernando o Segismundo, si paga el impuesto a Felipe o a Luis.
La gente, en su mayoría, huye de sus penas hacia el futuro.
Lo grande fue que estaba toda la gente, más que amándome a mí, amándose a ellos.
MENDIETA: Negociemos, don Inodoro