El hombre embrutecido por la superstición es el más vil de los hombres.
Platón
Esa clemencia, de la que se hace una virtud, a veces se practica por vanidad, otras por pereza, a menudo por miedo, y casi siempre por esas tres razones juntas.
El mundo es un escenario, y todos los hombres y mujeres son meros actores.
No puedo dormir. Solo sueños, imposibilidad de dormir.
Felicidad y cristal: ¡cuán fácilmente se quiebran!.