El hombre es un milagro sin interés.
Jean-Jacques Rousseau
Los creyentes de todas las religiones, junto con los hombres de buena voluntad, abandonando cualquier forma de intolerancia y discriminación, están llamados a construir la paz.
La añoranza es el camino previo a convertirse en estatua de sal.
Así es el hombre, ese gran y verdadero anfibio cuya naturaleza puede vivir en mundos heterogéneos y separados.
Con el espíritu sucede lo mismo que con el estómago: solo puede confiársele aquello que pueda digerir.