Ahora que he llegado a la vejez, ¡cómo la detesto!
Eurípides
Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitas a ...
Las hermosas sacerdotisas de Venus, que acudían día tras día a quemar su incienso en los altares del amor, debieron llorar sin duda la demolición de su templo.
Para los hombres, nada dura: ni la noche estrellada, ni las desgracias, ni la riqueza; todo esto de pronto un día ha huido.
..., cualquier partido político tiene que ofrecer una estructura o un proyecto socio-político para la ordenación de la sociedad sobre la que opera que no entre en contradicción con la estructuraci...