Ama la verdad, pero perdona el error.
El que no ama ya está muerto
El que exige jugar con las cartas boca arriba, tiene todos los triunfos en la mano.
Para borrar nuestras faltas a los ojos de los hombres son precisos torrentes de sangre; pero ante Dios una sola lágrima basta.
Toda la instrucción posible se adquiere con la vida y no con la escuela.