No llames jamás feliz a un mortal hasta que no hayas visto cómo, en su último día, desciende a la tumba.
Eurípides
Purifica tu corazón antes de permitir que el amor se asiente en él, ya que la miel más dulce se agria en un vaso sucio.
Las ideas se encienden unas con otras como las chispas eléctricas.
Aunque el orgullo no es una virtud, es padre de muchas virtudes.
Es mil veces más fácil no decir lo que pensamos en un momento de ira, que disculparnos después.