Sazona tu admiración por algún tiempo.
William Shakespeare
Cuando llegué dije que había potencial para estar entre los ocho primeros y la gente se rió. Y el parcial está siendo ese, más o menos.
No cabía predecir lo que había de suceder, porque, con todo lo dotado de vida, las cosas ocurrían siempre, por una razón u otra, de modo distinto.
Edimburgo o York o Santiago de Compostela pueden mentir eternidad; no así Buenos Aires, que hemos visto brotar de un modo esporádico, entre los huecos y los callejones de tierra.
Había aprendido a no confiar demasiado en las afirmaciones de los demás, sobre todo si sus palabras les reportaban algún beneficio.