El amor siempre es así, nos une a nuestros semejantes. Duele el corazón, duelen los ojos, el orgullo y la vanidad resultan heridos y la propia personalidad parece abatirse por completo.
Hermann Hesse
No hay niños difíciles. Hay adultos a quienes nos resulta más fácil desplegar nuestra energía y nuestros intereses en otros ámbitos.
... y que el sueño, cerrojo a veces para la pena de los ojos, me robe un tanto a mi propia compañía.
Dos y dos son cuatro, pero no a veces, ¡Sino siempre!
La mayoría de los hombres son malos.