En la bandera de la libertad bordé el amor más grande de mi vida.
Federico García Lorca
El mundo puso el pecado y nosotros la ocasión.
Una bella ancianidad es, ordinariamente, la recompensa de una bella vida.
Yo conozco al pueblo: cambia en un día. Derrocha pródigamente lo mismo su odio que su amor.
El torero sigue siendo mítico y, cuando expresa la valentía el pueblo se enardece y los viejos entusiasmos reaparecen.