En el ejercicio de la autoridad, castiga poco, reflexiona mucho, pero no perdones nunca.
Mi vida se corto
y quedo en suspenso
desde aquella vez
que escuche tu voz
decir adios.
Lloro por ti en la cama, lloro por ti en mi balcón, pero como se que vendrás a buscarme, mi vida se vuelve a color.
El matrimonio es como la muerte; pocos llegan a él preparados.
Realmente eres tú la respuesta más sutil e idónea que jamás imagine hallar en las indescifrables ecuaciones del amor