Nadie puede ser justamente envidiado.
Plutarco
¡Bienaventurado todo aquel a quien la mujer dice no quiero, porque ése, a lo menos, oye la verdad!
El verdadero hombre ama como a un verdadero hombre le corresponde. Dedica la mayor parte de su tiempo al trabajo, y al amor el tiempo que le sobra.
Ama a Jesús generosamente. Ámale confiadamente y sin mirar hacia atrás, sin temor. Entrégate totalmente a Jesús Desea amarle mucho y amar el amor que no es amado.
Ir contracorriente y resistir a los ídolos de la sociedad contemporánea forma parte de la misión de la Iglesia.