Las esperanzas se encadenan.
Séneca
Hay delitos tales, que atentas las leyes se los dejaron sin pronunciarles sentencia, por no prevenir que habría quien los cometiese.
Vale más un testigo de vista que diez de oidas.
La verdad no está de parte de quien más grite.
Quien no ha sido besado en una de esas lluviosas tardes parisinas, nunca ha sido besado.