Un viento fresco. Llenando el firmamento, voces de pinos.
Uejima Onitsura
No voy a la iglesia. Arrodillarme me hace bolsas en los pantalones.
Al brillar un relámpago nacemos y aún dura su fulgor cuando morimos; tan corto es el vivir.
Si el Padre Eterno existe, a fin de cuentas, el ve que no me comporto peor que si fuera un creyente.
Aun la cascada más pequeña resuena, fresca es su agua.