Eran verdes como un mar, con reflejos de alto cielo. ¡Qué bien sabían mirar! unos ojos que recuerdo.
Concha Méndez
Caminito comenzado, es medio andado.
Dales placer, el mismo que consiguen cuando despiertan de una pesadilla.
En esta vida hay lágrimas, y lo que importa, después de todo, es ante que lloramos.
No todas las cosas están bien a todos.