Los dialécticos y los sofistas, en sus disquisiciones, se revisten de la apariencia de filósofos.
Aristóteles
El arte de agradar es el arte de engañar.
Aprendí administración de las hormigas; música, oyendo los aguaceros; escultura buscando parecido a los seres en las líneas de las rocas; color, en la luz; poesía, en toda la naturaleza.
Muchas veces la ley se somete a la utilidad.
Así como los ojos de los murciélagos se ofuscan a la luz del día, de la misma manera a la inteligencia de nuestra alma la ofuscan las cosas evidentes.