Tan fresca la risa fluía, que su agua la fuente sonante por ti detenía.
José Angel Buesa
Me enseñaste de todo acepto a olvidarte.
Si sobrevienen males, oprimen y corrompen la felicidad, porque traen aflicciones; Sin embargo, también en estos resplandece la nobleza.
¿Acaso porque el ave del placer silbe luego de las púas candentes en los ojos, será más dulce el canto del caballo ciego?.
A cierta edad, un poco por amor propio, otro poco por picardía, las cosas que más deseamos son las que fingimos no desear.