La enfermedad que sobreviene al convaleciente es más peligrosa.
Séneca
No se debe ir por carne a casa del lobo.
A veces de noche, enciendo la luz para no ver mi propia oscuridad.
Te marchas tú; verdes son los sauces, largo el camino.
El amor es una bellísima flor, pero hay que tener el coraje de ir a recogerla al borde de un precipicio.