Colecci髇 de paco
La ciudad de Nueva York es un gran monumento al poder del dinero y la codicia... una carrera en pos de la renta.
Frank Lloyd WrightSoledad: Un instante de plenitud.
Michel De MontaigneLa cr铆tica es un estudio por medio del cual los hombres se vuelven importantes y formidables a muy poco costo.
Ben JohnsonTriste mujer, es su pelo te帽ido es el oto帽o.
Masajo SuzukiMi subjetividad necesita valores objetivos que me puedan servir de orientaci贸n. Creer es mantener subjetivamente algo como verdadero y en cuanto tal no posee validez alguna.
Ernest BornemannEl poeta no es un fil贸sofo, sino un clarividente.
Juan Ram贸n Jim茅nezLos favores rebotan.
Dom茅nico Cieri EstradaEl argumento se semeja al disparo de una ballesta, es igual de efectivo dirigido a un gigante que a un enano.
Sir Francis BaconLas 贸rdenes y las costumbres tienen una cosa en com煤n: parece que vienen de fuera que se te imponen sin pedirte permiso. En cambio, los caprichos te salen de dentro.
Fernando SavaterYo defender铆a la ley, aunque no fuera m谩s que para protegerme de mi mismo.
Thomas MooreLa paciencia es un 谩rbol de ra铆z amarga pero de frutos muy dulces.
Proverbio PersaLos estados poderosos solo pueden sostenerse por el crimen. Los estados peque帽os solo son virtuosos porque son d茅biles.
Mijail BakuninHablar poco, pero mal, ya es mucho hablar.
Alejandro CasonaEl cielo gobierna los acontecimientos del mundo sin ser visto; esta acci贸n oculta del cielo es lo que se llama el destino.
ConfucioHay que ser sublime sin interrupci贸n. El dandy debe vivir y morir ante el espejo.
Charles BaudelaireSi no desarrollas una cultura democr谩tica constante y viva, capaz de implicar a los candidatos, ellos no van a hacer las cosas por las que los votaste. Apretar un bot贸n y luego marcharse a casita no va a cambiar las cosas.
Noam ChomskySi vives alegre, rico eres.
Refr谩nNo hace beneficio quien mira a la prosperidad del que lo recibe.
S茅necaSi eres feliz, esc贸ndete. No se puede andar cargado de joyas por un barrio de mendigos. No se puede pasear una felicidad como la tuya por un mundo de desgraciados.
Alejandro Casona