¡El amor! Es el ala que Dios ha dado al alma para que pueda subir hasta él.
Cada virtud solo necesita un hombre; pero la amistad necesita dos.
Esta muy bien seguir adelante, siempre y cuando puedas regresar.
El signo más cierto de la sabiduría es la serenidad constante.
Nada parece tan verdadero que no pueda parecer falso.
El mejor matrimonio sería aquel que reuniese a una mujer ciega con un marido sordo.
Toda persona honrada prefiere perder el honor antes que la conciencia.
Los hombres alardean de ser aún más malos de lo que realmente son.
Las cosas más gratas en el mundo son los pensamientos agradables. El gran arte de la vida consiste en tener tantos de aquellos pensamientos como sea posible.
No existe el presente, y esto que llamamos presente no es sino la unión del futuro con el pasado.
Los celos son, de todas las enfermedades del espíritu, aquella a la cual más cosas sirven de alimento y ninguna de remedio.
La cobardía es la madre de la crueldad.
Los juegos infantiles no son tales juegos, sino sus más serias actividades.
Soledad: Un instante de plenitud.
La muerte no os concierne ni vivo ni muerto: vivo, porque sois; muerto porque ya no sois.
La verdadera libertad consiste en el dominio absoluto de sí mismo.
La confianza en la bondad ajena es testimonio no pequeño de la propia bondad.
Cien veces al día burlamos nuestros propios defectos censurándolos en los demás.
Cuidamos más que se hable de nosotros que de como se hable.
Si no acaba con la guerra, no es una victoria.