A quienes me preguntan la razón de mis viajes les contesto que sé bien de qué huyo pero ignoro lo que busco.
No hay cosa de la que tenga tanto miedo como del miedo.
Nunca se logra ningún beneficio sin perjudicar a otro.
Yo no cito a otros más que para expresar mejor mi pensamiento.
Es preciso prestarse a los otros, pero no darse sino a uno mismo.
No existe el presente: Lo que así llamamos no es otra cosa que el punto de unión del futuro con el pasado.
Mil rutas se apartan del fin elegido, pero hay una que llega a él.
Para juzgar cosas grandes y nobles, es necesario poseer un alma igual de grande y noble.
Incluso en el trono más alto, uno se sienta sobre sus propias posaderas.
El matrimonio es como una jaula; uno ve a los pájaros desesperados por entrar, y a los que están dentro igualmente desesperados por salir.
Saber mucho da ocasión de dudar más.
Yo no me encuentro a mí mismo cuando más me busco. Me encuentro por sorpresa cuando menos lo espero.
El bien público requiere que se traicione, que se mienta y que se masacre.
Las arrugas del espíritu nos hacen más viejos que las de la cara.
La principal ocupación de mi vida consiste en pasarla lo mejor posible.
La ciencia es un cetro en ciertas manos, al paso que en otras tan solo es un palitroque.
La conciencia hace que nos descubramos, que nos denunciemos o nos acusemos a nosotros mismos, y a falta de testigos declara contra nosotros
La prueba más clara de la sabiduría es una alegría continua.
La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha.
Los libros son el mejor viático que he encontrado para este humano viaje.