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Todo necio confunde valor y precio.
Por mucho que un hombre valga, nunca tendrá un valor más alto que el de ser un hombre.
Virtud es fortaleza, ser bueno es ser valiente; escudo, espada y maza llevar bajo la frente; porque el valor honrado de todas armas viste: no solo para, hiere, y más que aguarda, embiste.
La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos.
Nuestras horas son minutos cuando esperamos saber, y siglos cuando sabemos lo que se puede aprender.
Benevolencia no quiere decir tolerancia de lo ruin, o conformidad con lo inepto, sino voluntad de bien.
No extrañéis, dulces amigos,que esté mi frente arrugada: yo vivo en paz con los hombres y en guerra con mis entrañas.
En el análisis psicológico de las grandes traiciones encontraréis siempre la mentecatez de Judas Iscariote.
Dicen que el hombre no es hombre mientras no oye su nombre de labios de una mujer.
Tengo a mis amigos en mi soledad; cuando estoy con ellos ¡qué lejos están!.
Nunca perdáis contacto con el suelo; porque solo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura.
A quien nos justifica nuestra desconfianza llamamos enemigo, ladrón de una esperanza.
Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar,pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar.
¿mi Amor?
¿Mi amor?...¿Recuerdas, dime,
aquellos juncos tiernos
lánguidos y amarillos
que hay en el cauce seco?...
¿Recuerdas la amapola
que calcinó el verano,
la amapola marchita,
negro cresp...
El hombre solo es rico en hipocresía. En sus diez mil disfraces para engañar confía;y con la doble llave que guarda su mansión para la ajena hace ganzúa de ladrón.
¿para qué llamar caminos a los surcos del azar?. . . Todo el que camina anda,como jesús, sobre el mar.
Huid de escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca perdáis contacto con el suelo; porque solo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura.
La carencia de vicios añade muy poco a la virtud.
Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo, despertar.
Cuando nos vimos por primera vez, no hicimos sino recordarnos. Aunque te parezca absurdo, yo he llorado cuando tuve conciencia de mi amor hacia ti, por no haberte querido toda la vida.
De lo que llaman los hombres virtud, justicia y bondad, una mitad es envidia, y la otra no es caridad.
Que dos y dos sean necesariamente cuatro, es una opinión que muchos compartimos. Pero si alguien sinceramente piensa otra cosa, que lo diga. Aquí no nos asombramos de nada.
Puestos a elegir entre la verdad y el placer de buscarla, elegiríamos lo segundo.
Sin el tiempo, esa invención de Satanás, el mundo perdería la angustia de la espera y el consuelo de la esperanza.
La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés.
En España, de cada diez cabezas, nueve embisten y una piensa.
En mi soledad he visto cosas muy claras que no son verdad.
Hoy en día el hombre conoce el precio de todo y el valor de nada.
Atreverse; el progreso se obtiene a este precio.
Todas las conquistas sublimes son, más o menos, premios al atrevimiento. Para que la Revolución exista, no basta con que Montesquieu la presie...
Cínico: un hombre que sabe el precio de todo y el valor de nada.
Siempre cuando se va a un país nuevo y te enseña malas palabras, acabas de decir sin saber el valor y la gente te mira porque no sabe que el valor de los mismos.
En política solo triunfa quien pone la vela donde sopla el aire; jamás quien pretende que sople el aire donde pone la vela.
Moneda que está en la mano, / tal vez se deba guardar. / La monedita del alma / se pierde si no se da.
Tu verdad no; la verdad / y ven conmigo a buscarla. / La tuya, guárdatela.
Ayudadme a comprender lo que os digo y os lo explicaré mejor.
La zona más rica de nuestras almas, desde luego la más extensa, es aquella que suele estar vedada al conocimiento por nuestro amor propio.
Después de la verdad nada hay tan bello como la ficción.
El hombre, a quien el hambre de la rapiña acucia, de ingénita malicia y natural astucia, formó la inteligencia y acaparó la tierra. ¡y aún la verdad proclama! ¡supremo ardid de guerra!.
Jamás perdona el necio si ve la nuez vacía que dio a cascar al diente de la sabiduría.
Hay dos clases de hombres: los que viven hablando de las virtudes y los que se limitan a tenerlas.