Antonio porchia han dejado de enganarte. Encuentra docenas de antonio porchia han dejado de enganarte con fotos para copiar y compartir.
Han dejado de engañarte, no de quererte. Y te parece que han dejado de quererte.
Comprendo que la mentira es engaño y la verdad no. Pero a mí me han engañado las dos.
Porque crees que me has comprendido has dejado de comprenderme.
Cuando las estrellas bajan, ¡qué triste es bajar los ojos para verlas!.
Hay caídos que no se levantan para no volver a caer.
La tierra tiene lo que tú levantas de la tierra. Nada más tiene.
Quien te quiere, si te quisiera solamente a ti, no podría quererte, porque no sabría como a quién ni como a qué quererte.
Trátame como debes tratarme, no como merezco ser tratado.
Se vive con la esperanza de llegar a ser un recuerdo.
La savia que alimenta la memoria del alma humana casi está seca. ¿Morirá la memoria del alma humana?.
Has venido a este mundo que no entiende nada sin palabras, casi sin palabras.
Entra una nueva pena y las viejas penas de la casa la reciben calladas, no muertas.
La pobreza ajena me basta para sentirme pobre; la mía no me basta.
Sin esa tonta vanidad que es el mostrarnos y que es de todos y de todo, no veríamos nada y no existiría nada.
Sí, me apartaré. Prefiero lamentarme de tu ausencia que de ti.
Dios le ha dado mucho al hombre; pero el hombre quisiera algo del hombre.
Cuando me conformo con nada es cuando me conformo de todo.
Cuando tú y la verdad me hablan, no escucho a la verdad. Te escucho a ti.
Estar en compañía no es estar con alguien, sino estar en alguien.
Sí, ya he oído todo. Ahora solo me falta callarme.
Mis ojos, por haber sido puentes, son abismos.
Quien perdona todo ha debido perdonarse todo.
Nadie te ha dado nada por nada si nadie te ha dado el corazón, porque solo el corazón se da por nada.
Creo que nos habitamos unos a otros, pero no habitados. Porque no podríamos habitarnos unos a otros, habitados.
Cuando me encuentro con alguna idea que no es de este mundo, siento como si se ensanchara este mundo.
Saber morir cuesta la vida.
Quien conserva su cabeza de niño, conserva su cabeza.
Algunas cosas se hacen tan nuestras que las olvidamos.
Aun pido enseñanza; pero ya no al hombre, sino a quien no recibe enseñanza del hombre.
El hombre habla de todo y habla de todo como si el conocimiento de todo estuviese todo en él.
Un poco de ingenuidad nunca se aparta de mí. Y es ella la que me protege.
Dios mío, casi no he creído nunca en tí, pero siempre te he amado.
Antes de recorrer mi camino yo era mi camino.
Quieren que me haga diferente. Y sin ellos hacerse diferentes y sin nada hacerse diferente.¿Y de qué me haría diferente?.
Una cosa sana no respira.
Sí, eso es el bien: perdonar el mal. No hay otro bien.
No me hables. Quiero estar contigo.
Lo que hay fuera de mí es una imitación mal hecha de lo que hay dentro de mí.
El amor que no es todo dolor, no es todo amor.
Toda persona anónima es perfecta.