Todas las guerras son incomprensibles, caras y muy malas.
En este mundo no hay nada cierto, excepto la muerte y los impuestos.
Un hombre envuelto en sí mismo hace un pequeño paquete.
O caminamos todos juntos hacia la paz, o nunca la encontraremos.
Jamas hubo una guerra buena o una paz mala.
Nunca ha habido una buena guerra ni una mala paz.
El orgullo detesta el orgullo en los demás.
Quien tiene paciencia, obtendrá lo que desea.
Si el hombre alcanzara la mitad de los deseos que tiene, redoblaría sus inquietudes.
El que quiera prosperar en sus negocios hágalos por sí mismo, y si quiere que todo le salga mal, no tiene más que confiarlos a manos ajenas.
Incluso la paz se puede comprar a un precio demasiado alto.
La admiración es hija de la ignorancia.
La llave que se usa constantemente reluce como plata: no usándola se llena de herrumbre. Lo mismo pasa con el entendimiento.
El primer error que se comete en los negocios públicos es consagrarse a ellos.
Inscribe los agravios en el polvo, las palabras de bien inscríbelas en el mármol.
Un hermano puede no ser un amigo, pero un amigo será siempre un hermano.
Donde hay matrimonio sin amor, habrá amor sin matrimonio.
Cuida de los pequeños gastos; un pequeño agujero hunde un barco.
El cielo cura y el médico cobra la minuta.
Las leyes demasiado benignas rara vez son obedecidas; las demasiado severas, rara vez ejecutadas.