El amor en la mujer está siempre mezclado con una admiración involuntaria, y cesa cuando cree convencerse de que el hombre le es inferior.
No honres con tu odio a quien no podrías honrar con tu amor.
Un prisionero es un predicador de libertad.
Las enfermedades que señalan el crecimiento de la humanidad se llaman revoluciones.
Una promesa es una letra de cambio que giramos contra nuestro porvenir.
Muchos no creen en nada, pero temen a todo. .
Cualquier cosa que el hombre gane debe pagarla cara, aunque no sea más que con el miedo de perderla.
Nuestras virtudes son, a menudo, hijas bastardas de nuestros vicios.
Creer posible algo es hacerlo cierto.
Los ojos son el punto donde se mezclan alma y cuerpo.
A menudo se echa en cara a la juventud el creer que el mundo comienza con ella. Cierto, pero la vejez cree aún más a menudo que el mundo acaba con ella. ¿qué es peor?.
En la mujer, verdaderamente mujer, no hay nada que no esté en relación con su marido, con su hijo o con su amante.
A más de uno que dice que la vida es breve le parece el día demasiado largo.