Frases de Cicerón ( 3 )
La naturaleza ha puesto en nuestras mentes un insaciable deseo de verdad.
No hay deber más necesario que el de dar las gracias.
La justicia no espera ningún premio. Se la acepta por ella misma. Y de igual manera son todas las virtudes.
Cuanto mejor es una persona, más difícilmente sospecha de la maldad de los demás.
A pesar de que ya soy mayor, sigo aprendiendo de mis discípulos.
Las leyes se han hecho para el bien de los ciudadanos.
Los deseos del joven muestran las futuras virtudes del hombre.
Mi conciencia tiene para mí más peso que la opinión de todo el mundo.
No hay nada tan increíble que la oratoria no pueda volverlo aceptable.
La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio.
La naturaleza quiere que la amistad sea auxiliadora de virtudes, mas no compañera de vicios.
La vida feliz y dichosa es el objeto único de toda la filosofía.
Dedicarse constantemente a una misma cosa vence con frecuencia al talento y al arte.
Es una necedad arrancarse los cabellos en los momentos de aflicción, como si ésta pudiera ser aliviada por la calvicie.
Entre el ruido de las armas las leyes no se pueden escuchar.
Somos más sinceros cuando estamos iracundos que cuando estamos tranquilos.
Si hacemos el bien por interés, seremos astutos, pero nunca buenos.
Nada perturba tanto la vida humana como la ignorancia del bien y el mal.
No hay cosa que los humanos traten de conservar tanto, ni que administren tan mal, como su propia vida.
La ley no ha sido establecida por el ingenio de los hombres, ni por el mandamiento de los pueblos, sino que es algo eterno que rige el Universo con la sabiduría del imperar y del prohibir.