Frases de Francisco de La Rochefoucauld ( 8 )
En la amistad, así como el amor, la ignorancia a menudo contribuye más a la felicidad que el conocimiento.
Las personalidades de la gente, como los edificios, tienen varias fachadas. Algunas son agradables de ver, otras no.
La mayoría de los héroes son como algunos cuadros, no se les debe mirar de cerca.
A menudo creemos odiar la adulación, y lo que odiamos es la forma en que nos adulan.
La debilidad más peligrosa de la gente vieja, que ha sido agradable, consiste en 0lvidar que ya no lo es.
La felicidad reside en los gustos y no en las cosas; somos felices cuando tenemos lo que nos gusta y no cuando tenemos lo que los demás encuentran agradable.
Un hombre discreto puede estar enamorado como un loco, pero no como un tonto
Casi todos nuestros errores son más perdonables que los métodos que discurrimos para ocultarlos.
Por raro que sea el verdadero amor, es menos raro que la verdadera amistad
Los hombres a menudo pasan del amor a la ambición, pero rara vez se vuelven otra vez de la ambición al amor.
Cuanto más se ama a un amante, más uno está listo para odiarla.
Nadie merece ser elogiado por su bondad, que no lo tiene en su poder para ser malo. La bondad sin que el poder es generalmente nada más que la pereza o la impotencia de la voluntad.
El acento del país natal de un hombre permanece en su mente y su corazón, como lo hace en su discurso.
Nada es imposible; hay caminos que conducen a todo, y si no tuviéramos suficiente voluntad siempre podríamos disponer de medios suficientes. A menudo no es más que una excusa cuando decimos que las...
El arrepentimiento no es tanto el remordimiento por lo que hemos hecho como el miedo a las consecuencias.
Se trata de una debilidad y pequeñez de espíritu que los hombres son obstinados, y somos muy reacios a creer lo que no somos capaces de comprender.
El verdadero amor es como los fantasmas,
que todo el mundo habla y pocos han visto.
Sólo el desprecio miedo despreciable.
Es una gran tontería querer ser sabio solo.
Gratitud Un gran número de los hombres no es más que un deseo secreto para enganchar en amabilidades más valiosos más allá.