La igualdad tal vez sea un derecho, pero no hay poder humano que alcance jamás a convertirla en hecho.
Un efecto esencial de la elegancia es ocultar sus medios.
El glotón es el sujeto menos estimable de la gastronomía, porque ignora su principio elemental: ¡El arte sublime de masticar!
Lo que hace indisoluble a las amistades y dobla su encanto, es un sentimiento que le falta al amor, la certeza.
En las mujeres, el instinto equivale a la perspicacia de los grandes hombres.
Hay que dejar la vanidad a los que no tienen otra cosa que exhibir.
El anciano es un hombre que ya ha comido y observa cómo comen los demás.
La gloria es un veneno que hay que tomar en pequeñas dosis.
El pudor es una virtud relativa, según se tengan veinte, treinta o cuarenta y cinco años.
El arte nace en el cerebro y no en el corazón.
Los que no tienen hijos ignoran muchos placeres, pero también se evitan muchos dolores.
Jamás en la vida encontraréis ternura mejor y más desinteresada que la de vuestra madre.
La ingratitud proviene, tal vez, de la imposibilidad de pagar.
Es necesario ser casi un genio para ser un buen marido.
No existe el hombre que haya podido descubrir el medio de dar un consejo de amigo a una mujer, ni siquiera a la suya.
La gloria es el sol de la muerte.
Las grandes pasiones son raras, como las grandes obras de arte
El poeta no es la poesía, como el grano no es la flor.
Las mujeres abandonadas son las que simplemente aman; las conservadoras son las que saben amar.
Los padres, para ser felices, tienen que dar. Dar siempre, esto es lo que hace un padre