Frases de Ignacio Manuel Altamirano ( 3 )

Decid a los hombres las verdades como dais purgas a los niños. De otro modo lograreis irritarlos sin corregirlos

Siempre va más alto el que camina sin remordimientos y sin manchas.

Tácito es la indignación de la Historia contra la tiranía y el crimen

Un buen consejo a los solteros: No hay que casarse sino con una mujer que sea bastante hermosa para no necesitar dote, o bastante rica para no necesitar belleza

Hay naturalezas nerviosas que se estremecen cuando estalla un cohete y nada sienten cuando truena el cañón. Hay almas que se escandalizan de una falta y no se alarman ante un crimen

¿Queréis hablar estando poseído de ira? Adoptad el acento de los grandes trágicos y no gritéis. La voz apagada es más terrible y más elegante, si esto último puede decirse
La religión es el hada buena de la infancia, ese crepúsculo matinal de la vida. Ella encanta el cerebro y el corazón de los niños y puebla de dulces y tiernos recuerdos el espacio azul de los prim...

Para las mujeres todo es posible.

El valor es como la desnudez de la mujer; para que cause atractivo es preciso que no se muestre, sino de cuando en cuando. Si sale a la luz a cada rato, pierde su mérito

El envidioso, a los hombres irritables causa cólera; a los reflexivos tan solo inspira lástima

La envidia como la ictericia se conoce en el color de los ojos y en el de la piel

Las buenas maneras son los signos masónicos de la decencia en todo el mundo

Hay partidarios que harían gustosos lo mismo que combaten

La buena educación es como el perfume de las rosas, se percibe desde lejos. 1987.

Para profesar odio a una persona, es preciso, como para amarla, tenerle estimación. A los que no se estima se les desprecia simplemente

Nada hay tan lúgubre como la sonrisa de un viejo verde

Dominar la cólera, tiene más mérito que batirse en duelo por no haberla dominado

Si la culebra pudiese hablar, sería el mayor calumniador del león. Los hombres reptiles por eso persiguen con su lengua a las almas superiores

Los guerreros más valientes han sido siempre los hombres más llenos de cortesanía, y aún cuando hayan sido insultados, se han mostrado afables

La envidia es la impotencia irritada por el mérito