No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate que puedes hacer tú por tu país.
El hombre tiene que establecer un final para la guerra. Sino, ésta establecerá un fin para la humanidad.
El hombre ha de fijar un final para la guerra. Si no, la guerra fijará un final para el hombre.
Un hombre puede morir, las naciones pueden elevarse y caer, pero las ideas perduran.
La libertad política es la condición previa del desarrollo económico y del cambio social.
Un hombre inteligente es aquel que sabe ser tan inteligente como para contratar gente más inteligente que él.
Se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.
Ser valiente no requiere cualidades excepcionales. Es oportunidad que a todos se ofrece. A los políticos especialmente.
La dificultad es una excusa que la historia nunca acepta.
Los niños son el recurso más importante del mundo y la mejor esperanza para el futuro.
La grandeza de un hombre está en relación directa a la evidencia de su fuerza moral.
Si una sociedad libre no puede ayudar a sus muchos pobres, tampoco podrá salvar a sus pocos ricos.
Perdona a todos tus enemigos, pero no olvides sus nombres.
Amar la lectura es trocar horas de hastío por horas de inefable y deliciosa compañía.
La democracia es una forma superior de gobierno, porque se basa en el respeto del hombre como ser nacional.
La guerra incondicional no conduce ya a la victoria incondicional.
En el pasado, aquellos que locamente buscaron el poder cabalgando a lomo de un tigre acabaron dentro de él.
La victoria tiene un centenar de padres, pero la derrota es huérfana.
El hombre sigue siendo la mayor computadora.
Si no podemos poner fin a nuestras diferencias, contribuyamos a que el mundo sea un lugar apto para ellas.