Y no importa que el viento olvide mi nombre y pase dando gritos burlones como un campesino ebrio que vuelve de la feria, porque ella y yo estamos ocultos en la secreta casa de la noche.
Despierto teniendo en mis manos hierbas y tierra de un lugar donde nunca estuve.
Qué hermoso es el tiempo de la austeridad.
Un hombre solo en una casa sola No tiene deseos de encender el fuego No tiene deseos de dormir o estar despierto Un hombre solo en una casa enferma.
Pero no importa que los días felices sean breves como el viaje de la estrella desprendida del cielo, pues siempre podremos reunir sus recuerdos, así como el niño castigado en el patio encuentra gui...