Es bueno el que ama, y él solo es bueno: y el que no ama, no lo es.
Ámese al hombre entusiasta y desinteresado.
Adivinar es un deber de los que pretenden dirigir.
Una idea justa que aparece, vence.
Hombre recogerá quien siembre escuela.
El primer deber de un hombre de estos días, es ser un hombre de su tiempo.
Toda muerte es principio de una vida.
La amistad es tan hermosa como el amor; es el amor mismo, desprovisto de las encantadoras volubilidades de la mujer.
Cuando se es joven, se crea. Cuando se es inteligente, se produce. No se adapta, se innova: la medianía copia; la originalidad se atreve.
Quien ha sabido preservar su decoro sabe lo que vale el ajeno, y lo respeta.
Se afirma el pueblo que honra a sus héroes.
En la mejilla ha de sentir todo hombre verdadero el golpe que reciba cualquier mejilla de hombre.
Grande es la palabra cuando cabalga la razón.
Para verdades trabajamos, y no para sueños. Para libertar a los cubanos trabajamos, y no para acorralarlos.
La grandeza está en la verdad y la verdad es la virtud.
El dolor es la sal de la gloria.
La libertad obliga a la prudencia: los mutuos deberes al respeto.
Honrar a la patria es una manera de pelear por ella.
El deber ha de cumplirse sencilla y naturalmente.
Un caudillo desinteresado, es una gala de los hombres y huésped eterno de la patria.