Frases de Khalil Gibran

La tristeza es un muro entre dos jardines.
Anoche inventé un nuevo placer, y cuando lo iba a disfrutar por vez primera, llegaron violentamente a mi casa un ángel y un demonio. Entraron en mi puerta y disputaron acerca de mi nuevo placer. Uno...

Para entender el corazón y la mente de una persona, no te fijes en lo que hace, en lo que ha logrado, sino en lo que aspira a hacer.

Me aparto de la gente que considera a la insolencia valor, y cobardía a la ternura. Y también me aparto de aquellos que consideran charlatanería a la sabiduría e ignorancia al silencio.

Yo prefiero ser un soñador entre los más humildes, con visiones que se realizan, que un señor entre los que no tienen ni sueños ni deseos.

La vida es una isla, las rocas son sus deseos,los árboles sus sueños y las flores su soledad.

Del hablador he aprendido a callar, del intolerante a ser indulgente y del malévolo a tratar a los demás con amabilidad. Y por curioso que parezca, no siento ninguna gratitud a esos maestros.

Las personas melancólicas gozan lamentándose los secretos del corazón.

Cuando llegues al final de lo que debes saber, estarás al principio de lo que debes sentir.
La soledad es un consuelo para un alma entristecida, que aborrece a los que la rodean igual que un ciervo herido abandona su rebaño, para refugiarse en una cueva en la que sonará o morirá.

Vuestros hijos no son vuestros hijos: son los hijos y las hijas de las ansias de vida que siente la misma vida.

Amar a la vida a través del trabajo, es intimar con el más recóndito secreto de la vida.

No busques al amigo para matar las horas, sino búscale con horas para vivir.

Buscad el consejo de los ancianos, pues sus ojos han visto el rostro de los años y sus oídos escuchado las voces de la vida. No obstante sus consejos os desagraden, escuchadlos.

El infierno no está en el remordimiento, está en el corazón vacío.

Bueno es dar cuando nos piden; pero mejor es dar sin que nos pidan, como buenos entendedores.

El ruiseñor se niega anidar en la jaula, para que la esclavitud no sea el destino de su cría.

Nuestras palabras no son más que migas que caen del banquete de la mente.

El olvido es una forma de libertad.
La luz de las estrellas que se han extinguido hace años todavía nos alcanza. Igual que los hombres ilustres que han muerto hace siglos, que nos alcanzan con las radiaciones de su personalidad.