La libertad no es la licencia para realizar cualquier cosa.
Allí donde hay amor, hay vida; el odio conduce a la destrucción.
La plegaria es la primera y la última lección para aprender el noble y bravío arte de sacrificar el ser en los variados senderos de la vida.
La victoria obtenida violentamente equivale a la derrota.
Podrán golpearme, romperme los huesos, matarme, tendrán mi cádaver, pero no mi obediencia.
No puedo ver coraje ni sacrificio en la destrucción de la vida o la propiedad,ya sea como ofensa o defensa.
Debemos ordenar el caos. Y no tengo duda de que el mejor y más veloz método es implantar la ley del pueblo en vez de la de la turba.
Perder la propia individualidad y convertirse en un mero engranaje de una máquina está por debajo de la dignidad humana.
Un hombre no puede actuar con acierto en un nivel de su vida si está ocupado actuando desacertadamente en otro. La vida es un todo indivisible.
La no-violencia es la cima de la valentía.
Aquellas personas que no están dispuestas a pequeñas reformas, no estarán nunca en las filas de los hombres que apuestan a cambios trascendentales.
El nacimiento y la muerte no son dos estados distintos, sino dos aspectos del mismo estado.
Un ejército no-violento y vestido de harapos, frustraría los planes de hitler. Yo no tengo necesidad de sus tanques ni aeroplanos. Él no tiene necesidad de destruir nuestros hogares. Nuestro ejérc...
Cuando todos te abandonan, Dios se queda contigo.
La voz interior me dice que siga combatiendo contra el mundo entero, aunque me encuentre solo. Me dice que no tema a este mundo sino que avance llevando en mí nada más que el temor a Dios.
El amor es la fuerza más sutil y penetrante.
Nunca hay que pactar con el error, aun cuando aparezca sostenido por textos sagrados.
El hombre no posee el poder de crear vida. No posee tampoco, por consiguiente, el derecho a destruirla.
Ganamos justicia más rápidamente si hacemos justicia a la parte contraria.
El verdadero progreso social no consiste en aumentar las necesidades, sino en reducirlas voluntariamente; pero para eso hace falta ser humildes.