Si dices la verdad, no tendrás que acordarte de nada.
Un banquero es alguien que os presta un paraguas cuando el sol brilla y os lo reclama al caer la primera gota de agua.
La mayoría de las mujeres se empeñan en cambiar a un hombre, y cuando lo han conseguido ya no les gusta.
Un banquero es un señor que nos presta un paraguas cuando hace sol y nos lo exige cuando empieza a llover.
Alèjate de aquellos que intentan menospreciar tus ambiciones. Gente pequeña siempre lo hace, pero los verdaderamente magníficos te hacen sentir que, tu también, puedes ser magnífico.
Nunca te arrepientas de nada que te hizo sonreír.
El cielo se gana por favores. Si fuera por méritos usted se quedaría afuera y su perro entraría.
El 28 de diciembre nos recuerda lo que somos durante los otros 364 días del año.
Todo hombre es como la Luna: con una cara oscura que a nadie enseña.
Hay tres clases de mentiras: La mentira, la maldita mentira y las estadísticas.
Si tu trabajo es comer una rana, es mejor hacerlo a primera hora de la mañana. Y si tu trabajo es comer dos ranas, lo mejor es comer la más grande primero.
Si la verdad es nuestro más preciado tesoro, bien haremos en economizarla.
Todo lo que se necesita para tener éxito es ignorancia y confianza.
La única manera de conservar la salud es comer lo que no quieres, beber lo que no te gusta, y hacer lo que preferirías no hacer.
Para lograr todo el valor de una alegría has de tener con quien repetirla.
Ni la vida, ni la libertad, ni la propiedad de ningún hombre está a salvo cuando el legislativo está reunido.
Suponga que usted fuese un idiota y suponga que usted fuese un miembro del congreso. Vaya, pero si estoy siendo reiterativo.
El hombre es el único animal que come sin tener hambre, bebe sin tener sed y habla sin tener nada que decir.
Nadie se desembaraza de un hábito o de un vicio tirándolo de una vez por la ventana; hay que sacarlo por la escalera, peldaño a peldaño.
Cada vez que se encuentre usted del lado de la mayoría, es tiempo de hacer una pausa y reflexionar.