En las cortesías antes se ha de pecar por carta de más que de menos.
¡Oh envidia, raíz de infinitos males y carcoma de las virtudes!.
Adonde interviene el favor y las dádivas, se allanan los riscos y se deshacen las dificultades.
Esta que llaman por ahí Fortuna es una mujer borracha y antojadiza, y sobre todo, ciega, y así no ve lo que hace, ni sabe a quien derriba.
Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama.
Mientras se gana algo no se pierde nada.
Como no estás experimentado en las cosas del mundo, todas las cosas que tienen algo de dificultad te parecen imposibles.
No andes, Sancho, desceñido y flojo, que el vestido descompuesto da indicios de ánimo desmalazado.
La verdad adelgaza y no quiebra, y siempre anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua.
El retirarse no es huir, ni el esperar es cordura cuando el peligro sobrepuja a la esperanza.
Al poseedor de las riquezas no le hace dichoso el tenerlas, sino el gastarlas, y no el gastarlas como quiera, sino el saberlas gastar.
Alguno se estima atrevido, cuando con otros se compara. Algunos creo que hubo tan discretos que no acertaron a compararse sino a sí mismos.
Come poco y cena menos, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago.
Las sentencias cortas se derivan de una gran experiencia.
Los delitos llevan a las espaldas el castigo.
De las miserias suele ser alivio una compañía.
El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho.
La poesía tal vez se realza cantando cosas humildes.
La abundancia de las cosas, aunque no sean buenas, hacen que no se estimen, y la carestía, aun de las malas, se estima en algo.
Sé breve en tus razonamientos, que ninguno hay gustoso si es largo.