Doctrina de leonardo da vinci. Encuentra docenas de doctrina de leonardo da vinci con fotos para copiar y compartir.
A veces presiento que mi alma está en sombras, entonces me inclino, te beso, y hay luz.
Son vanas y están plagadas de errores las ciencias que no han nacido del experimento, madre de toda certidumbre.
Mientras pensaba que estaba aprendiendo a vivir, he aprendido cómo morir.
He aquí una cosa que rechazamos cuanto más la necesitamos: el consejo. De mala gana lo escucha quien más lo necesitaría, a saber: el ignorante.
Quien no estima la vida no la merece.
El que pretende enriquecerse en un día, se verá apremiado durante un año.
Reprende al amigo en secreto y alábalo en público.
Un vaso de arcilla cruda, si se rompe puede repararse, pero no el de arcilla cocida.
Se expone a daños quien se gobierna por el consejo de los jóvenes.
Las espadas y lanzas por sí mismas son inofensivas; el que por sí mismo es apacible y sin maldad alguna, se volverá feroz y terrible a causa de las malas compañías.
Como el hierro, por falta de ejercicio, se cubre de herrumbre, y el agua se corrompe o se hiela por la misma causa, así el ingenio, sin ejercicio, se deteriora.
El que no valora la vida no se la merece.
La proporción entre la obra humana y la naturaleza es la misma que media entre el hombre y dios.
El hombre posee gran razonamiento, pero en su mayor parte vano y falso; los animales lo tienen menor, pero útil y verídico, y más vale una pequeña certeza que un gran engaño.
El ojo recibe de la belleza pintada el mismo placer que de la belleza real.
La belleza perece en la vida, pero es inmortal en el arte.
Toda acción natural está realizada por la naturaleza misma del modo y en el tiempo más breve posible. Ninguna acción natural puede abreviarse, pues la naturaleza la genera del modo más breve posi...
Mal haces si alabas, y peor si reprendes una cosa que no entiendes bien.
Seguramente, el hombre es el rey de los animales, pues su brutalidad supera a la de éstos.
La hiedra tiene larga vida.
No debemos desear lo imposible.
Apenas nace la virtud, cuando ya genera contra sí la envidia, pues antes verás un cuerpo sin sombra que la virtud sin la envidia.
Nada nos engaña tanto como nuestro propio juicio.
Los ambiciosos que no se contentan con el beneficio de la vida y la belleza del mundo, tienen por castigo el no comprender la vida y el quedar insensibles a la utilidad y belleza del universo.
La pintura es una poesía muda y la poesía una pintura ciega, y una y otra van imitando la naturaleza en cuanto les sea posible.
Muchas personas, después de haber encontrado el bien, buscan todavía, y encuentran el mal.
La adquisición de cualquier conocimiento es siempre útil al intelecto, que sabrá descartar lo malo y conservar lo bueno.
No hay cosa que nos engañe más que nuestro juicio.
Si encontráis a un hombre virtuoso y bueno, no lo apartéis de vosotros; honradlo para que no tenga que huir de vosotros y refugiarse en desiertos o cavernas u otros lugares solitarios, lejos de vues...
Aquel que más posee, más miedo tiene de perderlo.
Cosa bella mortal pasa y no dura.
La naturaleza benigna provee de manera que en cualquier parte halles algo que aprender.
La pintura es una poesía que se ve sin oírla; y la poesía es una pintura que se oye y no se ve; son, pues, estas dos poesías o, si lo prefieres, dos pinturas, que utilizan dos sentidos diferentes ...
Llegará un día en que los hombres como yo, verán el asesinato de un animal como ahora ven el de un hombre.
No reneguemos del pasado.
El mal que no me perjudica es como el bien que no me aprovecha.
Los que se enamoran de la práctica sin la teoría son como los pilotos sin timón ni brújula, que nunca podrán saber a dónde van.
Todo nuestro conocimiento nos viene de las sensaciones.
Ninguna certeza existe allí donde no puede aplicarse alguna de las ciencias matemáticas o de las que están unidas con ellas.
El que se enamora de la práctica sin ciencia, es como el marino que sube al navío sin timón ni brújula, sin saber con certeza hacia dónde va.