Federico garcia lorca mi otono enajenado ( 2 )
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¡No me mires más! Si quieres te daré mis ojos, que son frescos, y mis espaldas para que te compongas la joroba que tienes

Siempre has sido lista. Has visto lo malo de las gentes a cien leguas... Pero los hijos son los hijos. Ahora estás ciega

Un muerto en España está más vivo como muerto que en ningún sitio del mundo

La nieve del alma tiene copos de besos y escenas que se hundieron en la sombra o en la luz del que las piensa

Con el alma de charol vienen por la carretera. Hunched y nocturnos, donde se respiran imponen el silencio de goma oscura, y el miedo de arena fina.

La mujer no ha nacido para que se le comprenda, sino para que se le ame

Desechad tristezas y melancolías. La vida es amable, tiene pocos días y tan solo ahora la hemos de gozar.

El teatro es poesía que se sale del libro para hacerse humana

Los pueblos son libros. Las ciudades periódicos mentirosos

¡Es tan triste la vida en el cementerio! ¡Rana, empieza tu cantar!

El toreo es la riqueza poética y vital mayor de España

Nada turba los siglos pasados. No podemos arrancar un suspiro de lo viejo

No me gusta andar de noche. La noche se hizo para dormir

¿Si la esperanza se apaga y la Babel se comienza qué antorcha iluminará los caminos en la Tierra?

Un reposo claro y allí nuestros besos, lunares sonoros del eco, se abrirían muy lejos. Y tu corazón caliente, nada más

El español que no ha estado en América no sabe qué es España

Oye, hijo mío, el silencio. Es un silencio ondulado, un silencio, donde resbalan valles y ecos y que inclina las frentes hacia el suelo

La creación poética es un misterio indescifrable, como el misterio del nacimiento del hombre. Se oyen voces, no se sabe de dónde, y es inútil preocuparse de dónde vienen

Esperando, el nudo se deshace y la fruta madura

La soledad es la gran talladora del espíritu

El primer beso que supo a beso y fue para mis labios niños como la lluvia fresca

Es un arca de besos de bocas ya cerradas, es eterna cautiva, del corazón hermana

La armonía hecha carne tú eres el resumen genial de lo lírico. En ti duerme la melancolía, el secreto del beso y del grito

Cuando sale la luna se pierden las campanas y aparecen las sendas impenetrables Cuando sale la luna, el mar cubre la tierra y el corazón se siente isla en el infinito

Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. El barco sobre la mar y el caballo en la montaña

Andalucía es increíble. Oriente sin veneno. Occidente sin acción

Y aunque no me quisieras te querría por tu mirar sombrío como quiere la alondra al nuevo día, solo por el rocío

Porque eso son los viejos: la cuerda, la ligazón que hay entre la vida y el abismo de la muerte

Los árboles que cantan se tronchan y se secan. Y se tornan llanuras las montañas serenas. Mas la canción del agua es una cosa eterna

No soy un hombre, ni un poeta, ni una hoja, sino un pulso herido que presiente el más alla

La lluvia tiene un vago secreto de ternura, algo de soñolencia resignada y amable. Una música humilde se despierta con ella que hace vibrar el alma dormida del paisaje.

Desván donde el polvo viejo congrega estatuas y musgos, cajas que guardan silencio de cangrejos devorados en el sitio donde el sueño tropezaba con su realidad.
Tenía frio y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua; pedía libros, es decir horizontes, es decir escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física...

Verde que te quiero verde

La nostalgia terrible de una vida perdida, el fatal sentimiento de haber nacido tarde, o la ilusión inquieta de un mañana imposible con la inquietud cercana del dolor de la carne.
Cuando el chino lloraba en el tejado sin encontrar el desnudo de su mujer y el director del banco observaba el manómetro que mide el cruel silencio de la moneda, el mascarón llegaba a Wall Street.

¡Qué esfuerzo! ¡Qué esfuerzo del caballo por ser perro! ¡Qué esfuerzo del perro por ser golondrina! ¡Qué esfuerzo de la golondrina por ser abeja!

Con una aguja de hacer calceta, ensartaría yo las lenguas murmuradoras.
El corazón
Que tenía en la escuela
Donde estuvo pintada
La cartilla primera
¿Está en ti
Noche negra
Frío frío
Como el agua
Del río.
El primer beso
Que su...
Le atrajeron con engaños,
que el creyó, por su desdicha,
y se acercó, satisfecho,
con sus buques, a la orilla.
¡Malhaya el corazón noble
que de los malos se fía!,
que al poner ...