Federico garcia lorca mi otono enajenado ( 3 )

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federico garcia lorca mi otono enajenado


Llena, pues, de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena
noche del alma para siempre oscura.

Federico García Lorca

federico garcia lorca mi otono enajenado


Tus hijas están y viven como metidas en alacenas. Pero ni tú ni nadie puede vigilar por el interior de los pechos. BERNARDA.

Federico García Lorca



Quiero dormir un rato,
un rato, un minuto, un siglo;
pero que todos sepan que no he muerto;
que haya un establo de oro en mis labios;
que soy un pequeño amigo del viento Oeste;
que soy...

Federico García Lorca

federico garcia lorca mi otono enajenado


Si yo tuviera hambre, no pediría un pan. Pediría medio pan y un libro.

Federico García Lorca


¡Qué vidrios se me clavan en la lengua!
Porque yo quise olvidar
y puse un muro de piedra
entre tu casa y la mía.
Es verdad. ¿No lo recuerdas?
Y cuando te vi de lejos
me eché en ...

Federico García Lorca

federico garcia lorca mi otono enajenado


yo, poeta sin brazos, perdido entre la multitud que vomita, sin caballo efusivo que corte los espesos musgos de mis sienes.

Federico García Lorca



Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.

El aire es inmortal. La piedra iner...

Federico García Lorca

federico garcia lorca mi otono enajenado


Si en esta casa hubiera hierbas, ya te encargarías de traer a pastar las ovejas del vecindario.

Federico García Lorca


Sevilla es una torre
llena de arqueros finos.

Sevilla para herir.
Córdoba para morir.

Una ciudad que acecha
largos ritmos,
y los enrosca
como laberintos.
Como tallos de parra
en...

Federico García Lorca



Empieza el llanto
de la guitarra.
Se rompen las copas
de la madrugada.
Empieza el llanto
de la guitarra.
Es inútil callarla.
Es imposible
callarla.
Llora monótona
como llora el a...

Federico García Lorca


Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene
por un anfibio sendero
de cristales y laureles.
El silencio sin estrellas,
huyendo del sonsonete,
cae donde el mar bate y canta
su noche llena...

Federico García Lorca


Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene.
Al verla se ha levantado
el viento que nunca duerme.
San Cristobalón desnudo,
lleno de lenguas celestes,
mira la niña tocando
una dulce gai...

Federico García Lorca


Preciosa tira el pandero
y corre sin detenerse.
El viento-hombrón la persigue
con una espada caliente.

Frunce su rumor el mar.
Los olivos palidecen.
Cantan las flautas de umbría
y el...

Federico García Lorca



Preciosa, llena de miedo,
entra en la casa que tiene,
más arriba de los pinos,
el cónsul de los ingleses.

Asustados por los gritos
tres carabineros vienen,
sus negras capas ceñidas
...

Federico García Lorca


Antonio Torres Heredia,
hijo y nieto de Camborios,
con una vara de mimbre
va a Sevilla a ver los toros.
Moreno de verde luna
anda despacio y garboso.
Sus empavonados bucles
le brillan en...

Federico García Lorca


El día se va despacio,
la tarde colgada a un hombro,
dando una larga torera
sobre el mar y los arroyos.
Las aceitunas aguardan
la noche de Capricornio,
y una corta brisa, ecuestre,
salt...

Federico García Lorca


Sobre el monte pelado
un calvario.
Agua clara
y olivos centenarios.
Por las callejas
hombres embozados,
y en las torres
veletas girando.
Eternamente
girando.
¡Oh pueblo perdido,
...

Federico García Lorca



Me miré en tus ojos
pensando en tu alma.

Adelfa blanca.

Me miré en tus ojos
pensando en tu boca.

Adelfa roja.

Me miré en tus ojos.
¡Pero estabas muerta!

Adelfa negra.
...

Federico García Lorca


Ya viene la noche.

Golpean rayos de luna
sobre el yunque de la tarde.

Ya viene la noche.

Un árbol grande se abriga
con palabras de cantares.

Ya viene la noche.

Si tú vinieras...

Federico García Lorca


Entre italiano
y flamenco,
¿cómo cantaría
aquel Silverio?
La densa miel de Italia
con el limón nuestro,
iba en el hondo llanto
del siguiriyero.
Su grito fue terrible.
Los viejos ...

Federico García Lorca


En la mitad del barranco
las navajas de Albacete,
bellas de sangre contraria,
relucen como los peces.
Una dura luz de naipe
recorta en el agrio verde,
caballos enfurecidos
y perfiles de ...

Federico García Lorca

federico garcia lorca mi otono enajenado


El juez, con guardia civil,
por los olivares viene.
Sangre resbalada gime
muda canción de serpiente.
Señores guardias civiles:
aquí pasó lo de siempre.
Han muerto cuatro romanos
y ci...

Federico García Lorca


La tarde loca de higueras
y de rumores calientes
cae desmayada en los muslos
heridos de los jinetes.
Y ángeles negros volaban
por el aire del poniente.
Ángeles de largas trenzas
y cora...

Federico García Lorca

federico garcia lorca mi otono enajenado


Ningún lugar en la vida es más triste que una cama vacía.

Gabriel García Márquez

federico garcia lorca mi otono enajenado


Si alguien llama a tu puerta, amiga mía,
y algo en tu sangre late y no reposa
y en su tallo de agua, temblorosa,
la fuente es una líquida armonía.

Si alguien llama a tu puerta y todavía
te ...

Gabriel García Márquez


Universos

Narciso

Me gusto en el espejo de tus ojos.

*

Coimbra

Jadeantes callejas en tu busca, amor mío.

*

Barca con tres personajes

En el río del tiempo sonríen y se alejan.

*

El día de...

José Luis García Martín



A Tu Orilla

A tu orilla he venido. Tengo un otoño, un pájaro
y una voz desusada. Tú me esperas: un río,
una pasión y un fruto. Y tiene nuestro encuentro
el vuelo, la corriente, seguros, proclama...

José García Nieto


Confesiones

Yo te estaba esperando.
Más allá del invierno, en el cincuenta y ocho,
de la letra sin pulso y el verano
de mi primera carta,
por los pasillos lentos y el examen,
a través de los libro...

Luis García Montero


Jardín

La sonrisa apagada y el jardín en la sombra.
Un mundo entre los labios que se aprietan en lucha.
Bajo mi boca seca que la tuya aprisiona
siento los dientes fuertes de tu fiel calavera.

Hay ...

Pablo García Baena


Jazmín

Para Quinín García de la Bárcena

Amiga mía, a veces si estoy leyendo y llueve
como ahora, tu voz parece oírse cerca,
por entre los grabados del pasillo y la cal
que intenta ser imagen d...

Pablo García Baena


Hace apenas 3 años ni siquiera pensaba en que tu existirias, solo me preocupaba por lucir bien, poco tiempo después supe que te esperaba, y me di cuenta que mi vida apenas comenzaba.... 9 meses pasa...

alma garcia saavedra


Dedicado para: carolina Zamora choque
La razón de mi vivir
Eres el amor de mi vida la razón de mi vivir por ti soy como soy gracias a ti estoy frente de todos gritando nuestro amor no importa...

wesly chuquilin garcia


Federico Mayor Zaragoza Todo lo que escribe me parece una cursilada con inclinaciones totalitarias. Es como Ramonet y toda esa banda. Dicen que fue el ministro más tonto de la derecha democrática y ...

Federico Jiménez Losantos

federico garcia lorca mi otono enajenado


Susana Gimenez: "Ay, Charly, ¡qué bueno que saliste de la clínica! ¡Estás más gordito!"

Charly Garcia: "Vos también.

Charly García

federico garcia lorca mi otono enajenado


La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado.

Gabriel García Márquez

federico garcia lorca mi otono enajenado


Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al señor para poder ser el guardián de tu alma.

Gabriel García Márquez

federico garcia lorca mi otono enajenado


Un hombre solo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.

Gabriel García Márquez

federico garcia lorca mi otono enajenado


Si yo tuviera un corazón, escribiría mi odio sobre el hielo, y esperaría a que saliera el sol.

Gabriel García Márquez

federico garcia lorca mi otono enajenado


Si supiera que esta fuera la última vez que te vea salir por la puerta, te daría un abrazo, un beso y te llamaría de nuevo para darte más.

Gabriel García Márquez

federico garcia lorca mi otono enajenado


He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre.

Gabriel García Márquez