Miguel Servet: ¡Oh, Cristo, Hijo de Dios ete...

¡Oh, Cristo, Hijo de Dios eterno, salva mi anima! ¡El hacha! ¡El hacha!; la hoguera no!
Miguel Servet
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Pensar que la nueva economía es más es que alguien en Londres en 1830, diciendo que toda la revolución industrial ha terminado, ya que algunos fabricantes de textiles de Manchester quebraron.

En los ojos de una bella hay más de un misterio; hay dos: el dulce misterio de ella y el gran misterio de Dios.

Llega un momento en que te das cuenta de que no es que te hayas especializado en algo, sino que algo se ha especializado en ti.

Para inventar algo hacen falta dos. Uno idea combinaciones, el otro escoge