La noche...Tus ojos...Un poco de Schumann...Y mis manos llenas de tu corazón.
Leopoldo Lugones
Es exigencia de nuestra mente una cierta quietud. Dios se deja ver en la soledad interior
Todo va a cambiar. No, todo ha cambiado ya.
-Ustedes son ochenta en el vagón –agregó el oficial alemán-. Si falta alguno, todos serán fusilados como perros...Se fueron. Las puertas volvieron a cerrarse. Habíamos caído en la trampa hasta...
Lo dejó como pollo rostizado, en el calor y dando vueltas.