Ahora tenés tiempo y tenés tiempo y recordame. No me perdás en tu cabeza.
Luis Alfredo Arango
Si el hombre sabio observa una conducta displicente, no inspirará respeto; si se limita a estudiar, sus conocimientos no serán profundos. Debéis ser siempre sinceros, fieles y actuar con buena fe.
El primer deber de un hombre de estos días, es ser un hombre de su tiempo.
Lástima que la prisa nunca sea elegante
Las obras no se acaban, se abandonan.