Frases de Luis Alfredo Arango

Desde que te sabemos hasta donde te recordamos. En tu memoria siempre nuestra sangre se mezcló con tus entrañas.

Me entristece no haber sido más que un niño, que jugaba, que aprendía en tu sabor cómo es la carne, cómo el hombre es una bestia.

Ninguno ha dicho la verdad total, porque no existe. Tenemos solo pensamientos breves, ligeros. De materia que se consume al arder.

La vida es un pañuelo, es un hermoso juego, es un instante de pólvora y colores y nada más.

Llegué siempre tarde y me sigo nutriendo de urgente futuro de tiempo inexplorado de riesgos y esperas como si fuera cierto que renacieran los días.

... Y todo por amarte, lindísimo país poblado de cadáveres y cráteres floridos.

Tantas veces que juntaste fuego para mí, para mis huesos. Pero yo era leña verde.

Entre el mar -a donde nunca fui- y el viento que corre desnudo en las montañas, emplumado de palabras invento mi camino.

Estoy haciendo versos para vos. ¡Y vos nunca supiste qué era un poema!.

Ahora tenés tiempo y tenés tiempo y recordame. No me perdás en tu cabeza.

Los poetas y los ángeles somos hermanos de leche. Los ángeles viven en las nubes y nosotros con los pies sobre la tierra.

Guatemala tiene un río pensativo y otro que se tiñó de sangre... Tiene un volcán de agua, otro de fuego y una montaña de huesos y cadáveres.
Beso el barro, amo el estuco delicado, me inclino ante los sabios estelares, ante el pueblo que contaba los luceros y escribió sobre basalto la única historia verdadera que se ha escrito en esta tie...

Qué será de vos Guatemala a mil años de aquí pero no digamos tanto a ciento y pico qué será de tus huesos.

Estoy ardiendo, ahora sí que estoy ardiendo, de dolor y de vergüenza porque jugué con tu fuego y se me ha ido de la piel a lo más hondo tu terrible quemadura.

El tiempo es la espera de una mañana improbable o de fecha segura que no llega y pasa y engendra otra espera.

En Guatemala, cada veinte años, retrocedemos veinte.