De la cabeza al cielo. Encuentra docenas de de la cabeza al cielo con fotos para copiar y compartir.
El sabio es quien quiere asomar su cabeza al cielo; y el loco es quien quiere meter el cielo en su cabeza.
Los hombres son absurdos, se entretienen en trazar rompecabezas con las cosas del cielo, como si no tuvieran bastantes quebraderos de cabeza aquí en la tierra.
La inteligencia de un hombre no se mide de la cabeza al suelo, sino de la cabeza al cielo
El cielo o el infierno están en nuestra cabeza, no en las cosas materiales que poseemos.
Si te viese aparecer entre las nubes, Eliacim, con unas alas bien cosidas a la espalda, como un ángel, e incluso con una varita de la virtud en la mano, como un hada, probablemente enloquecería de t...
¿Qué maestro? ?aulló Judas, amenazando con el puño?. ¿Este? Pero, ¿es que no tenéis ojos para verlo y sesos para juzgarlo? ¿Es éste un maestro? ¿Qué nos decía? ¿Qué nos prometía? ¿Dón...
¿Cuánto hace que estás acá, Willie?
Él conocía la respuesta. ?Cuatro años.
-¿Cuántos veranos?
-Cuatro.
-Cuatro veranos. Esos turcos te están robando tus veranos. ...
El niño está hecho de cien. El niño tiene cien lenguajes cien manos cien pensamientos cien modos de pensar de jugar, de hablar. Cien, siempre cien modos de escuchar de maravillarse de amar cien ale...
¡Hurra!, alegres danzantes que perdisteis la panza,
trenzad vuestras cabriolas pues el tablao es amplio,
¡Que no sepan, por Dios, si es danza o es batalla!
¡Furioso, Belzebú rasga sus vio...
La tristeza es un don del cielo, el pesimismo es una enfermedad del espíritu.
En la sombra, lejos de la luz del día, la melancolía suspira sobre la cama triste, el dolor a su lado, y la migraña en su cabeza.
¡he perdido mi gotita de rocío!, dijo la flor al cielo del amanecer, que había perdido todas sus estrellas.
Ella
Ella daba dos pasos hacia adelante
Daba dos pasos hacia atrás
El primer paso decía buenos días señor
El segundo paso decía buenos días señora
Y los otros decían cómo está la familia
Ho...
Sueño
Imagen alta y tierna del consuelo,
aurora de mis mares de tristeza,
lis de paz con olores de pureza,
¡premio divino de mi largo duelo!
Igual que el tallo de la flor del cielo,
tu alteza se p...
Contra la razón augusta, nada. Sobre el deber de dar empleo a las fuerzas que puso en la mente la naturaleza, nada. Ni rey sobre el derecho político, ni rey sobre la conciencia. Por encima del hombr...
No inclines nunca la cabeza, tenla siempre erguida. Mira al mundo directamente a la cara.
Dios es la plenitud del cielo; el amor es la plenitud del hombre.
Mi corona está en el corazón, no en mi cabeza.
La única cosa que tenemos que temer es que el cielo caiga sobre nuestras cabezas.
El cielo escucha las plegarias del corazón, no de la voz.
Despierta ríes y al reír tus labios inquietos me parecen relámpagos de grana que serpean sobre un cielo de nieve.
Al fin todo se hundió... y tu mirada se torció y se deshizo en un cielo turbio y revuelto... Y ya no vi más que mis lágrimas.
El cielo de la fama no es muy grande, y cuántos más en él entren a menos tocan cada uno de ellos.
He realizado observaciones y experimentos en el espacioso laboratorio del mundo con una maravillosa máquina portátil perfectamente ajustada en mi cabeza.
El mejor predicador es el tiempo, que nos hace llegar a tener aquellos mismos pensamientos que las personas de más edad trataron ante en vano de meternos en la cabeza.
Quien conserva su cabeza de niño, conserva su cabeza.
No es blando el camino del cielo.
Tantos hombres en la cabeza y todo lo que han dicho. Y, sin embargo, uno mismo tiene que encontrarlo otra vez y decirlo.
Y ya no sé si a ti te estoy mirando, o si contemplo el cielo.
Más vale ser cabeza de ratón que cola de león.
Escucha con la cabeza, pero deja hablar al corazón.
Los republicanos desean que el Reich alemán tenga una sola testa coronada, igual que Nerón deseaba que la humanidad tuviese una sola cabeza: para poder decapitarla de un solo tajo.
El mejor destino que hay es el de supervisor de nubes, acostado en una hamaca mirando al cielo.
La iglesia nos pide que al entrar en ella nos quitemos el sombrero, no la cabeza.
Todas las guerras son santas, os desafío a que encontréis un beligerante que no crea tener el cielo de su parte.
El cielo cura y el médico cobra la minuta.
No guardes nunca en la cabeza aquello que te quepa en un bolsillo.
La ostra enferma porque lleva la perla, y tu da gracias al cielo que te ennoblece con el dolor.
Hay un palacio en tu cabeza. Aprende a vivir siempre en él.
El que busca el cielo en la tierra se ha dormido en clase de geografía.