Pensamientos de mac arthur. Encuentra docenas de pensamientos de mac arthur con fotos para copiar y compartir.
Quien cree en Dios, le reza. Quien lo sabe, trabaja.
Solo a los reyes y a los criados -es decir a los dos extremos de la sociedad- se los llama por su nombre propio.
Creo que no es posible vivir sin ideal, ni religión ni sensación de porvenir. Los hospitales estarían llenos de locos.
La idea es algo tan divino, que tiene derecho a recibir, incluso a exigir sacrificios voluntarios. Pero cuántas veces en el curso de la historia ha sido rebajada a la categoría de ídolo ante cuyo a...
Los salvajes se devoran los unos a los otros y los mansos se engañan mutuamente; "curso del mundo" se denomina a eso. Los Estados con toda su artificiosa maquinaria dirigida hacia fuera y hacia dentr...
No me arrepiento en absoluto de haber corrido todos los riesgos por aquello que me importaba.
El diccionario de la guerra lo han hecho los diplomáticos,los militares y los gobernantes. Deberían corregirlo los que regresan de las trincheras, las viudas, los huérfanos, los médicos y los poet...
La mera idea de que sucedan (los milagros), persiste en la cabeza de mucha gente. Cuando eso muere hace que la gente sea más desgraciada.
Un genio es el que es capaz de ver la idea en el fenómeno.
De mis ancestros conservo los ojos celestes, el cerebro estrecho y la imprudencia de la lucha.
En la música todos los sentimientos vuelven a su estado puro y el mundo no es sino música hecha realidad.
La belleza es una carta de recomendación que nos gana de antemano los corazones.
¿Puede uno recordar el amor? Es como tratar de evocar el aroma de las rosas en un sótano. Puedes ver la rosa, pero nunca el perfume.
Lo mejor que dos amantes pueden llegar a ser el uno para el otro con el paso del tiempo: sucedáneos de sus sueños o símbolos de sus anhelos.
Las horas del muchacho son más largas que los días del viejo.
Los primeros cuarenta años de vida nos dan el texto; los treinta siguientes, el comentario.
La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten, y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuánto se aburren.
El hombre es en el fondo un animal terrible y cruel. Lo conocemos como ha sido domesticado y educado por lo que conocemos como civilización.
La cantidad de rumores inútiles que un hombre puede soportar es inversamente proporcional a su inteligencia.
Esta es la primera época que ha prestado mucha atención al futuro, lo cual no deja de ser irónico, ya que tal vez no tengamos ninguno.
La amabilidad es como una almohadilla, que aunque no tenga nada por dentro, por lo menos amortigua los embates de la vida.
El futuro no es ya lo que solía ser.
El paso del tiempo condena al olvido la memoria de un país.
Qué inapropiado llamar Tierra a este planeta, cuando es evidente que debería llamarse Océano.
Los que aman el dinero no lo regalan.
La única posibilidad de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá de ellos, hacia lo imposible.
La cólera no nos permite saber lo que hacemos y menos aún lo que decimos.
Un buen periódico es una nación hablándose a sí misma.
Aunque el mundo contiene muchas cosas decididamente malas, la peor de todas ellas es la sociedad.
El gran teatro clásico ya no existe.
El sol brilla en todas partes, pero algunos no ven más que sus sombras.
A excepción del hombre, ningún ser se maravilla de su propia existencia.
Lo que hoy ha empezado como novela de ciencia ficción, mañana será terminado como reportaje.
Los hombres vulgares han inventado la vida en sociedad porque les es más fácil soportar a los demás que soportarse a sí mismos.
No creo que existan reglas sobre los asuntos del amor y la cantidad de compasión que conllevan.
Cada uno tiene el máximo de memoria para lo que le interesa y el mínimo para lo que no le interesa.
Cada nación se burla de las otras y todas tienen razón.
El conocimiento deja de ser el espejo mental del Universo para convertirse en un simple instrumento para manipular la materia.
Una buena comida hace sentir más amor por el mundo que cualquier sermón.
Todos mienten, pero no importa porque nadie escucha.