Colección de jose
Amigos. Nadie más. El resto es selva.
Jorge GuillénGobernar es pactar; pactar no es ceder.
Gustave Le Bon¿Qué importa saber lo qué es una recta si no se sabe lo que es la rectitud?
SénecaAlgunos dicen que el trabajo duro no ha matado a nadie, pero yo me digo ¿Por qué arriesgarse?
Ronald ReaganNada es constante en este mundo sino la inconstancia.
Jonathan SwiftEl envoltorio puede ser importante, el contenido debe serlo.
Paco de LucÃaSoneto Al Amor Iii
Hiere más fuerte, amor, hiere más hondo,
que aún en tu dardo está toda mi vida.
Para que goces con tu propia herida,
ni el alma oculto, ni la llaga escondo.
Mira un momento hacia el ayer. Al fondo,
otra -aquella- desángrase vencida.
Trasfúndele la sangre de tu herida,
y por lograrlo, amor, hiere más hondo.
Qué triste fue nuestro placer, qué vano.
Oh, carne con sus rosas y racimos,
manjar para el necrófago gusano.
Y ha de ser el final lo que quisimos
desde un tiempo, oh amor, ya tan lejano.
Mas vencidos, amor, nos redimimos.
La más grande mentira es tener la verdad sobre algo.
Edgar López VargasGobernemos gracias al amor y no gracias a la bayoneta.
Paul Joseph GoebbelsNo hables mal de nadie cuya carga no hayas llevado a cuestas.
Francis BradleyLa historia es la hazaña de la libertad, y la libertad, la hazaña de la historia.
Claudio Sánchez AlbornozNo nos quedan más comienzos.
George Steiner¡Si uno conociera lo que tiene, con tanta claridad como conoce lo que le falta!
Mario BenedettiMe apresuro a reirme de todo, ante el miedo de ser obligado a llorar por ello.
Phil MossLos inteligentes entienden. Los que aman comprenden.
Remy de GourmontVirginal
Te vi en el vórtice del remolino
de luz, ceñido en torno a tus caderas,
la túnica arrancada por el viento,
sobre fondo de estrellas,
rebaños de centauros
chapoteando en juego en la ribera.
ProtegÃas los senos descubiertos
con ambas manos, y la cabellera
larga, sedosa,
flotaba al aire suelta.
Qué contraste de labios y mirada,
sedientos y sensuales, con la entera
actitud de tu cuerpo,
de virgen indefensa.
Te vi como surgiendo de las olas,
aunque los pies se anclaban en la tierra,
y desaté el deseo en mis entrañas,
y le envié a enroscarse entre tus piernas,
sin advertir que en torno a los tobillos
arqueaba su lomo la pantera.
Y me quedé perdido en mi distancia,
y tú quedaste en permanente ofrenda.
La belleza está en el ojo del observador.
David Hume¿Quién serÃa lo bastante insensato para morir sin haber dado al menos la vuelta a su cárcel?
Marguerite YourcenarLo peor y más peligroso del que duerme es creer que está despierto y confundir sus sueños con la realidad.
Anthony de Mello